


“Alabar, bendecir, predicar” – Lema dominicano
Fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán en Roma
Esto es interesante. La semana pasada, el trigésimo primer domingo del Tiempo Ordinario estuvo marcado por la hermosa Conmemoración de los Fieles Difuntos. Pero esta semana, ¿el trigésimo segundo domingo está marcado por un edificio? Ah, pero no se trata de un edificio cualquiera. Desde el siglo IV, la Iglesia ha reservado el 9 de noviembre —incluso si cae en domingo cerca del final del Tiempo Ordinario— para la Fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán en Roma.
Siempre pensé que tal vez existió un santo llamado Juan de Letrán. Me equivoqué. Hay una basílica construida en la colina de Letrán, en Roma, que lleva el nombre de San Juan. Dedicar un momento a leer las lecturas de hoy ayuda a comprender por qué esta iglesia se considera tan sagrada. Las Escrituras están repletas —como el río que da vida y que fluye del Templo al mar en la visión de Ezequiel— de imágenes de edificios. El Templo, en particular, es el más sagrado de todos.
Y sin embargo, Jesús dice que ÉL es el Templo. Sus oyentes, por supuesto, lo interpretaron literalmente y no comprendieron hasta después de la Resurrección que, cuando dijo: «Destruiré este templo, y en tres días lo levantaré», se refería a su propia muerte y resurrección.
Y aquí está la clave: no solo Jesús es el nuevo Templo. San Pablo dice: «El templo de Dios, que sois vosotros, es santo». Por eso, el recuerdo de la dedicación de esta basílica es tan preciado que interrumpimos el Tiempo Ordinario para conmemorarla. Esta basílica es la «Iglesia madre», no solo para el Papa, sino para el mundo entero, y nosotros somos sus piedras vivas.
Somos la base. Permanezcamos fuertes.
¿En qué parte de tu semana te mantienes fuerte por medio de tu fe?
Kathy McGovern ©2025 Traducido por Deisy Andrew



